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Estadio Corregidora, Querétaro

El pasado fin de semana, el futbol mexicano vivió una jornada violenta, quizá jamás antes vista, por una riña provocada por la “barra o porra” del Club los Gallos Blancos de Querétaro contra los aficionados del Atlas Futbol Club. Por supuesto que en otras ocasiones ya se han suscitado “encontronazos” y no se va a negar que han existido actos violentos en otros estadios, sin embargo, lo sucedido ese fin de semana, rebasó cualquier otro evento.

Las crudas imágenes que siguen circulando en internet, nos dejan atónitos y desconcertados. Estos actos no tienen justificación alguna y no forman parte de una “porra” o de la expresión eufóricas de una “afición”, son actos pura y llanamente vandálicos.

Las investigaciones por parte de las autoridades deberán ser concisas y efectivas, preservando en todo momento el debido proceso, para evitar errores que den paso a la impunidad. Deberán presentar y verdaderamente sancionar conforme a Derecho a todos los responsables.

Los hechos no pueden revertirse y dejan en evidencia no sólo la falta de controles de seguridad, sino de interés por parte de los directivos de los clubes de revisar con lupa los contratos que firman con las empresas de seguridad privada, así como de implementar, revisar y actualizar protocolos de emergencia; capacitar a todo el personal, incluyendo técnicos, jugadores y sí, hasta a los vendedores en los estadios. Todo esto, evidentemente materia de Compliance.

Una de las sanciones impuestas al Club los Gallos Blancos de Querétaro, fue prohibir la entrada de la “barra” o “porra” al estadio durante un año en partidos como visitante y durante 3 años como local ¿es esta la solución? cuando perfectamente pueden armar los desmanes afuera de los estadios, ya sea antes o después de un partido.
Se dijo también que podrían desafiliar al Club de Querétaro de la liga, lo cual finalmente no sucedió, pero ¿era esta también la solución de raíz? Quizá hubiera sido un castigo ejemplar para los otros equipos, porque los intereses económicos siempre prevalecen y son los que más les duelen.

Los actos vandálicos son una plaga y como tal se reproducen, pueden contaminar a otro club y luego a otro, el mismo Jorge Vergara (q.e.p.d.), ya lo había dicho y no fue escuchado.

Una de las sanciones quizás más extrañas, por no decir “fuera de lugar”, es la inhabilitación de Adolfo Ríos, Director Deportivo de Querétaro, cuya función no estaba en absoluto relacionada con la contratación de servicios de seguridad, logística del evento o capacitación del personal para actuar ante cualquier contingencia. Sin embargo, arriesgó su propia integridad al bajar de las gradas para ingresar a la cancha y auxiliar a los heridos y tratar de detener la trifulca.

Son este tipo de sanciones las que dejan en claro que los presidentes de las ligas o de la Federación Mexicana de Futbol, no están en absoluto informados respecto a temas de prevención o peor aún, no les importa y lo ven como algo que “no necesitan”. Un dato curioso es que el fatídico evento se suscitó en un partido de la Liga BBVA ¿acaso BBVA como institución se pronunció al respecto o envió algún tipo de mensaje de solidaridad para las víctimas y sus familiares?

Hay intereses ocultos en el negocio del futbol, y no sólo en el de México, sino a nivel mundial, lo vimos con la asignación del mundial a Qatar, un país económicamente atractivo, pero que dista mucho de lo que tanto se ufana occidente, los Derechos Humanos.

El futbol y cualquier otro deporte son para disfrutarse, México no ha quedado bien últimamente en algunos eventos, en noviembre de 2021, cuando se celebró el Gran Premio de México de la Fórmula 1, los niños (acompañados de sus padres), hacían rechiflas y señas obscenas al hepta-campeón ¿por qué? ¿qué les hizo a nivel personal para demostrarle tal rechazo? Los niños son el reflejo de los padres y el punto aquí es que los hechos ocurridos en el estadio Corregidora de Querétaro hablan de una descomposición social que atañe a todos. No podemos seguir enriqueciendo al negocio del futbol o cualquier otro, donde se presenten, permitan o fomenten este tipo de acontecimientos, derivados de corrupción en las “porras” porque tienen privilegios que hoy salen a relucir.

También es importante señalar que los mismos jugadores deben ser capacitados y sancionados severamente cuando sean ellos mismos quienes inicien los pleitos en la cancha frente a su contrincante, pues esas imágenes dañan la reputación de los clubes que los contratan y encienden los ánimos entre los aficionados, pero parece que eso tampoco lo ven los directivos o no les importa.

Los valores institucionales, la ética, la integridad son materia también de Compliance y parece que el futbol mexicano no tiene idea de ellos.

Como sociedad tenemos una labor y parece que estamos fallando, la brutalidad reflejada en las imágenes de ese fin de semana negro para el deporte, en específico el futbol mexicano, lo reflejan. Los valores inculcados en casa son fundamentales para que una sociedad conviva en armonía y respeto, las leyes son para cumplirse y respetarse.


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